Debemos diferenciar entre dos tipos de obra: la que hacemos nosotros, gracias a nuestras capacidades y productivdad, y la que hace Dios a través nuestro. Los frutos de ambas obras son completamente y diferentes, y por indicación de Cristo, las obras hechas en nuestro poder y capacidad son “nada”. Claudio nos hace reflexionar, haciendo un llamado a depender de Cristo en todo. Río Tercero 1/6/2014.
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