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Nuestra Responsabilidad En La Edificación De La Iglesia, Ivan Baker.

10/05/2014

Nuestra Responsabilidad En La Edificación De La Iglesia, Ivan Baker.

Imountain-topvan se levanta muy de madrugada el día de víspera de navidad de 1997, y comienza orando al Señor, en un espíritu de clamor por la Iglesia de Dios. Exalta la santidad de la novia de Cristo, la escogida de Jesús.” ¡Benditos los que la aman! ¡Benditos los que la aconsejan!, ¡Benditos los que la corrigen y enseñan! ¡Benditos todos los que se levantan con el conocimiento del Espíritu Santo para edificar esa joya preciosa, esa Ciudad Santa, esa diadema eterna!”. Ivan ve su parte en este proceso y pide a Dios poder y gracia para hacer su parte. Finalmente, al fin de su oración, pasa a destacar la importancia de una iglesia relacionada conforme al patrón de Efesios 4 para que la Iglesia pueda ser realmente edificada. Lectura imperdible para líderes y pastores.

Hoy es día 24 de Diciembre de 1997. Un sol radiante. Un día espléndido. Un cielo azul, ¡Qué bueno eres Dios! El sol se levanta como un gigante para recorrer el cielo. Pero no es él mi atracción. No es el cielo sin nubes sino la Iglesia; la escogida de Jesús, la joya eterna, el lienzo donde quedará estampado para siempre el amor del Padre, el sacrificio del Altísimo, la esposa del Cordero; la primorosa.

 

Benditos los que la aman. Benditos los que la limpian, los que la amonestan, los que la bendicen, los que la corrigen, los que la enseñan, los que la aman. ¡Benditos! Bendito todo aquel que se levanta con conocimiento del Espíritu Santo, con plena luz y entendimiento para edificar esa joya preciosa, esa Ciudad Santa, esa diadema eterna. ¡Benditos! ¡Cuéntame entre ellos, Señor!

 

Cuéntame entre ellos. Por favor, Señor, cuéntame entre ellos. Señor, que pueda estar entre la hueste que edifica tu casa, entre los que te entienden a ti, Señor. Que te entienden en cuanto a la edificación de tu casa. Que te oyen. Que te conocen y hacen conocer a tu pueblo tus virtudes, tus planes y propósitos, tus designios eternos en Cristo Jesús. Esto es lo máximo.  Ni aún tú tienes nada más maravilloso que esto. Que el dedicarme a levantar tu casa, dedicarme a bendecir a tus santos, el dedicarme con todo mi corazón. No importa cuántos pierda o gane humanamente, personalmente, corporalmente, con tal que conozca tu verdad, tu voluntad, tus planes y tus propósitos, tus designios, la carga de tu alma, de tu corazón y que a la vez conozca como comunicarla, como portarme, como conducirme en medio de tanta torpeza, pecado, desviación, mentira, engaño.

 

Fortalece mis piernas con bronce, haz mis ojos como llamas de fuego. Ayúdame definitivamente, a condenar la maldad, ayúdame a orar sin cesar, ayúdame a reconocer el pecado más leve que entre en mi imaginación y mi mente y a meterme en guerra con todas tus armas para destruirlo. No tengas misericordia del pecado, ni del pensamiento, ni del razonamiento, ni de la meditación. Medite yo con tu escudo delante de Ti, y condene yo todo lo que Tú condenas, y ayúdame a hacerlo con fe, con decisión, también con voluntad.

 

Si no he de incurrir en ninguna cosa mala ni he de tocar lo inmundo, ni he de relacionarme con lo impuro, ¿por qué dejo aún que pensamientos aniden como palomas en mi mente y tenga aspiraciones pecaminosas? ¡Qué locura! ¡Qué locura Señor! Si he de ser íntegro para Ti, Oh Dios, en el nombre de Jesús enséñame el camino, muéstrame la senda, ayúdame a orar sin cesar, enséñame a guardar mi vaso limpio Señor. Mi vaso limpio, limpio Señor. Mi vaso, el que Tú ves y nadie ve, que ni aún yo veo. Mantenlo puro, Señor, por favor mantenlo puro. Mantenlo puro, Señor. ¡Oh Dios!

 

Enséñame a levantar tu casa. Enséñame a edificar la joya preciosa, la perla de gran precio, el tesoro escondido. ¡Enséñame! Bienaventurados los que entienden al Señor. Bienaventurados los que conocen su corazón. Bienaventurados los que oyen su voz. Bienaventurados todos los que se levantan para edificar tu casa. Bienaventurados…. Bienaventurados…. Esta mañana Señor me levanté con la intención de que Tú, por favor, me enseñes cómo edificar tu casa. Señor, me enseñes esta primera lección del sacerdocio de los santos: la intercesión. Haznos intercesores unos por otros.

 

Debes venir y triunfar sobre todo enemigo, sobre todo demonio, sobre toda palabra ociosa, sobre todo concepto erróneo, sobre toda doctrina de error, sobre toda liviandad, sobre todo lo impuro del hombre,  ¡triunfar! ¡Oh Dios! , ¡Qué maravilla!

 

¡Qué hay imposible para ti! Tú hiciste el universo ¡Y aún más! ¡Triunfaste sobre el pecado! ¡Triunfaste sobre la maldad! ¡Triunfaste, Señor, sobre toda la debilidad humana! Triunfaste, Señor. Yo quiero participar de ese triunfo tuyo Señor. Encájame ahí dentro de tu voluntad. Llévame a lo que tú quieres, hable lo que tú deseas, pero Señor que sea un hombre totalmente quebrado, totalmente quebrado. No tengo en mí, nada. No tengo nada, todo lo tengo en ti. Mi voluntad es tu voluntad. Mi corazón es tu corazón. Mi pasión es tu pasión. Mi camino es tu camino. Mi carga es tu carga. ¿Qué más te puedo decir Señor?, ¡Y es la verdad! ¡Es la verdad! ¿Por qué he de escuchar la mentira del diablo y ser tan humano en mi corazón?

 

¡Oh Dios! ¡Qué precioso! ¡Qué preciosa mañana! ¡Qué precioso es esto, Señor!  ¡Oh! esto es un casete A Punto A: Bases de las bases. Sustancia de la sustancia. ¡Oh Señor!.

 

Pero queda, Señor,  la pregunta que te hago esta mañana, ¿Cómo edifico una casa de amor tan preciosa, cómo edifico un edificio santo a Ti conforme a tus reglas, no aceptando ninguna cosa ni mía ni de hombres sino sólo tu sabiduría, tu Palabra, tu amor, tu presencia?.¡Oh Dios!, ¡En el Nombre de Jesús! ¡En el Nombre de Jesús! ¡En el Nombre de Jesús! Queda mi pregunta Señor. Mándame los hombres, luego  de recorrer el pueblo. El pueblo que tú formaste, el pueblo que tú quieres. El pastorado que tú has formado. ¡Oh, Aleluya! Elígelo, levántalo, únelo como una joya Señor.

 

Ayúdame a llegar a todo lugar con la verdad, el poder de la verdad. Disipa toda tiniebla delante de mis pies. Ve delante de mí Señor disipando tinieblas, quitando sofismas, corrigiendo errores, soplando nubes, destruyendo casamatas del enemigo, guetos mentirosos, testimonios fraudulentos. Toda palabra ociosa que salga de mi boca, ¡Destrúyela! Todo lo que yo he dicho equivocadamente con buen sentido, con buen deseo, pero que fue errónea la manera, la palabra, ¡destrúyelo todo! Y ven Señor, y ven Señor y construyamos juntos la Ciudad Santa; la esposa del Cordero.

 

Oh Dios en el Nombre de Jesús. Si pudiésemos ampliar el ministerio, hazlo Señor. Danos salud, danos fuerza, danos entendimiento, pero edifica tu casa, edifica tu heredad santa. ¡Edifica! Danos la victoria sobre todo enemigo, todo lastre del pasado. ¡Oh! Hazme caminar como gigante en medio de las ruinas. Ayúdame a hacer notorio a todos lo que pienso, lo que quiero y relacióname con quienes me vas a relacionar y dame los micrófonos que tengo que tener y levanta hombres mejor que yo para hablar, para decirlo. ¡Oh, Dios!

MEDITACION SOBRE EFESIOS 4

Vayamos a la palabra santa de Pablo y la imagen que él elige en esa síntesis maravillosa en la que presenta la iglesia como un cuerpo. Aquí agranda, ensancha la visión que dio a los corintios  referida sobre el cuerpo y sus miembros al incluir  los ministerios, su función y su meta. Aquí también encontramos la palabra “catartimós”.

 

Para entenderla no hace falta estudiar griego porque Pablo, un poco más abajo, da una metáfora bien explicativa de lo que él quiere decir, de lo que hay en su corazón. Nada mejor que esto. Mejor que estudiar la palabra en griego y su significado es estudiar el corazón de Pablo en su explicación, en el contexto de lo que él quiere decir con la figura práctica que él usa en los versículos 15 y 16.

 

Hacia aquí  apunta mi corazón y vuelvo otra vez a levantar delante de Ti Señor esta palabra clara y me entusiasma de nuevo lo que significa “todo el cuerpo bien concertado y unido entre sí”.

 

Un cuerpo no es un montón de gente, no es una reunión, no son muchas reuniones. Un cuerpo se auto-alimenta, se auto-sostiene. Y no habla de dos cuerpos sino uno. El límite de la ciudad es el límite del cuerpo de Cristo bien concertado. Ayúdame a penetrar en esa palabra “concertado”, lo que significa “bien concertado y unido entre sí”. Si está concertado está unido, son dos palabras que indican una cosa muy parecida. “Concertado” indica el concierto, el  adecuado lugar que cada uno ocupa y “unido” es que cada parte tiene que unirse. ¿Se debe unir con qué? ¿Qué es lo que me une a mi hermano? Es decir que, dos corazones que arden, que se ponen de acuerdo en la Palabra para vivir conforme a lo que dice la Palabra y van a confiar en el auxilio en el poder del Espíritu Santo que es el indispensable vínculo de unión para ser amalgamados y constituirse unidos para un propósito.

 

Es decir que somos vasos comunicantes, y que hace falta que cada vaso esté lleno. La teoría de Pascal tiene que darse aquí. No vale con un vaso vacío y otro medio lleno, no vale con que yo meto el líquido en la punta acá y entre en uno pero en el otro no entre. Tiene que haber acuerdo, tiene que haber acuerdo doctrinal, tiene que haber acuerdo de palabra, tiene que haber acuerdo en visión, tiene que haber acuerdo en sacrificio.

 

No es acuerdo cuando uno va y cumple ciertas ceremonias o ciertos encuentros, o cierta oración y en cierto lugar y tiene un montón de planes distintos al otro ¡No! ¡Eso no es acuerdo!. Acuerdo es que nos ponemos en el mismo pelotón, con las mismas armas, con el mismo guía para hacer la campaña juntos y cuando marchamos, marchamos juntos, y cuando sacamos la espada, la sacamos todos contra un mismo enemigo. Porque sabemos quien es nuestro enemigo. No es que la espada la ponemos uno en contra del otro. Y cuando vamos hacia la victoria, vamos juntos y cuando cae el adversario todos nosotros gritamos porque hemos vencido, porque nos hemos ayudado en la lucha, porque hemos sido compañeros, porque hemos pensado lo mismo, porque hemos tenido los mismos ideales, los mismos pensamientos, el mismo enemigo,  la misma forma de unirnos, la misma forma de marchar, la misma forma de pelear, el mismo frente de lucha.

 

Tiene que unificarse todo eso. Si uno dice que la modalidad es esta, y otro dice que la modalidad es aquella; y uno dice que la reunión es así y otro dice que la reunión es asá; y uno dice que lo importante es esto y otro dice que lo importante es lo otro, tenemos una Babel y no tenemos ninguna clase de iglesia, ni milicia ni nada que se le parezca. Uno para todos y todos para uno. Significa unidad de pensamiento, unidad de propósito, unidad de espíritu, unidad de marcha, unidad de mandatos, unidad de objetivos.

 

¡Oh Dios! ¡Mete esto en mi espíritu! Dame entendimiento Señor. Dame entendimiento, Señor. Dame tu gracia, dame tu amor Señor. ¡Oh Dios!

 

El sacerdocio de todos los santos que es el primer paso: el vínculo del amor de Cristo en la oración mutua, en la responsabilidad mutua unos para con otros, en establecernos como una sola cosa en Cristo. Los objetivos, y la forma de alcanzarlos provienen de la Palabra. La oración se vuelve un medio indispensable para entender la palabra en la dimensión y en el poder de Dios. La oración es un medio para fijar el amor, la comprensión mutua, para comenzar y dar al Espíritu Santo la oportunidad de quitar escorias, quitar dudas y conducirnos a amarnos realmente, amarnos sinceramente, amarnos en Cristo, a amarnos para estimularnos a las buenas obras.

 

No con el fin de meramente prodigarnos amor mutuo, sino amarnos por el llamado,  por la causa que nos une y que es una sola. El amor nos permite marchar y empuñar las armas efectivamente, sin perder el tiempo. En amor ponemos el pié en el mismo camino, nos unimos a otros para el mismo combate, usamos las mismas armas, tenemos la misma visión, y nos movemos hacia el mismo propósito.

 

Esto se alcanza por la oración, por la intercesión, por la lectura de la palabra, por la comunión. Tenemos que tenerlo todo conversado, entendido, orado y la divina gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo tiene que venir sobre nosotros para que esto pueda ser posible. Sin Él no es posible. Jamás se van a poner de acuerdo dos si no están en el Espíritu. Pero, entendiendo que el Espíritu de Cristo nos hace uno en el Señor, ahí es donde todo se suma detrás de qué quiere el Padre, cuál es su propósito, cómo quiere unirnos, para qué quiere unirnos, dónde quiere unirnos, con quiénes quiere unirnos, cómo nos vamos a unir, cuales son las cosas prácticas que vamos a hacer para unirnos, para conocernos, para encontrarnos, para comunicarnos unos a otros, cómo vamos a hacer?

 

Todo eso tiene que estar delineado, puesto en orden y no deben existir limitaciones. Hoy la cibernética está a disposición de la Iglesia. Todos los recursos que hay en las pistas electrónicas y todo lo que nos ofrece la computadora, el e-mail y la TV para vernos y hablar a distancia, conferencias largas de comunión, todo esto está para la Iglesia. Estas cosas para el mundo son una maldición porque cuanto más comunicado, mayor maldad y corrupción. Pero cuanto más comunicación haya para la Iglesia mayor será la bendición porque habrá mayor guía del Espíritu, más amor,  más fe y más presencia de Dios y poder del Espíritu. ¡Aleluya!

 

 

 

ORACION

 

Así que gracias Señor yo confío que Tú me has respondido, yo confío que esto es lo que tengo que hacer y ante mi asombro veo que hay ciertos nombres que me han sido dados para que yo pueda ir y buscarlos porque están sueltos, desamparados, mal ubicados y se está perdiendo mucha potencia por no haber sabiduría y gracia de Dios, porque ha entrado la carne y ha destruido mucho, pero Tú eres el fin de la obra de la carne, Tú eres el final de las operaciones demoníacas y carnales y Tú nos llevas cautivos Señor, a tu voluntad, y todo siervo tuyo está dispuesto a empezar de nuevo si hizo mal algo, porque el espíritu de arrepentimiento está en cada uno. ¡Aleluya Señor!

 

Ayúdame a ejercer mi lugar como padre de muchos, como viejo entre muchos discípulos Que el amor que hubo, tan entrañable, vuelva a surgir y danos la victoria, Señor, pero danos la victoria por la vía tuya y no por ninguna enmienda ni arreglo que queramos hacer nosotros. Danos la victoria absoluta, total, bendita, gloriosa, santa, divina. ¡Sea a Ti la gloria Señor! Amén en Cristo Jesús.

 

Esta mañana hago esta oración para clamar a Ti por misericordia. Bendice en todo las mentes, aviva tu boda. ¡Todas las cosas ayudan para bien a los que aman a Dios! Torna todo el mal de Satanás en nuestro medio, para bendición, para gloria de tu nombre. Por Cristo Jesús, nuestro amado, el victorioso, el santo, el que está hoy en pié para la última etapa esperando llegar aquí a la tierra y tocar el mundo cuando te levantes para castigar la tierra.

 

No sé cual es el momento pero sé cuáles son las circunstancias. Las he entendido bien, y en este momento Tú esperas ese día. Pero mientras esperas ese día estás tocando a tu pueblo, la Iglesia, poderosamente en todo el mundo Señor. Hay una voz que está saliendo del trono de Dios: “Levantaos porque la hora ha llegado, han venido las bodas del Cordero, todos los que son vírgenes avezadas de ojos abiertos, prudentes, limpien sus lámparas, despabilen las mechas y llenen el recipiente de aceite”.

 

¡Aleluya Señor! ¡Oh!, en esa hora no habrá lugar para el hombre improvisado, no habrá lugar para los ensayos, para las tonteras humanas, para los egoísmos del hombre y para la usurpación del poder de Dios por causa del hombre. ¡Oh Dios! Ese día brillará la luz. Habrá aceite de parte de Dios, abundante Espíritu Santo. Derrama tu Espíritu Santo entre nosotros, derrámalo Señor. Venga tu gracia, venga tu gracia, en el nombre de Jesús venga tu gracia. Cura lo que está enfermo, endereza lo torcido, establece y restaura lo caído, une lo que se desunió. Haz tu obra Señor.

 

Soy tu siervo. Ayúdame a entender. Guarda mi vaso limpio. Guárdame de toda contaminación de carne y de espíritu. Quita tonteras de mi cabeza, pensamientos tontos y vanos, Señor. Pensamientos, cualquiera que sean; rastreros, pecaminosos, ¡Quítalos Señor! Limpia los aires de mi mente y de mi espíritu para que yo piense y medite solamente lo que es santo y puro, lo que es tuyo. Límpiame Señor. En mi ancianidad hazme santo y puro delante de Ti. Que los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón sean agradables a Ti Señor. ¡Amén! Gracias Señor por este tiempo contigo. Multiplícalo en muchos. Multiplícalo en amigos que se amontonen, Señor, amigos y compañeros para hacer tu obra en esta hora. En el nombre del Señor Jesús. ¡Aleluya! ¡Amén! Amén.

24-12-1997

 


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