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Los Frutos de La Oración Incesante, Ivan Baker.

10/05/2014

Los Frutos de La Oración Incesante, Ivan Baker.

oracion¿Cómo podemos gozarnos aún en medio de aflicciones o tentaciones? ¿De dónde surge la fortaleza que libera nuestra alma de las cadenas de la aflicción y tentación? ¿Por qué este gozo, esta alabanza, esta seguridad aún en tiempos difíciles, cuando todo va mal? ¿De dónde procede toda esta confianza? -Procede de la gran provisión de Dios quien nos ha dado todas las palabras necesarias, y dotado de todas las armas y dones. Y lo ha hecho de antemano para que vivamos en firmeza y solidez aún en medio de aflicciones y tentaciones.

Meditación de Ivan Martin Baker, 9 de marzo del 2000

 Es muy temprano y me inquieta el Espíritu con respecto a estas notas que había hecho en Lexington.  Una se llama “Orad sin cesar” y la otra, “La gloriosa vida en Jesús”. Y hay una inscripción al pie que dice: “Lee estos pensamientos cada día”. Y leyendo estas notas, vienen a mi mente varios pensamientos.

 

Leo:

 

Ora por tus decisiones.

Ora por tus pensamientos.

Ora por cada paso del camino.

Ora por tus meditaciones.

Ora por controlar tu lengua,

Para que el fruto de tus labios sea bendito.

Ora cuando te sientas triste y cuando te sientas alegre.

Cuando te sientas vacío y cuando de sientas lleno.

Ora en todo tiempo, “ora sin cesar”.

Extraído de su meditación “Orad Sin Cesar”

 

¿Cómo podemos gozarnos aún en medio de aflicciones o tentaciones? ¿De dónde surge la fortaleza que libera nuestra alma de las cadenas de la aflicción y tentación? ¿Por qué este gozo, esta alabanza, esta seguridad aún en tiempos difíciles, cuando todo va mal? ¿De dónde procede toda esta confianza? -Procede de la gran provisión de Dios quien nos ha dado todas las palabras necesarias, y dotado de todas las armas y dones. Y lo ha hecho de antemano para que vivamos en firmeza y solidez aún en medio de aflicciones y tentaciones.

 

La obra de preparación del Espíritu en la redención es una obra primorosa, y ha sido puesta delante de nosotros mostrando que Dios no ha dejado un detalle sin atender. Él ha sido pródigo para preparar todo lo necesario para hombres débiles, vacilantes, y tan tentados como nosotros, hombres rodeados de tantos enemigos. Sin embargo, Él es mayor que nuestros enemigos, mayor que nuestros adversarios, más grande y poderoso que nuestros pensamientos. Pero Él preparó este camino nuevo, esta vida nueva, esta comunión con Él para hombres tan débiles como nosotros. No hay un detalle que se le haya escapado. Entonces, no puedo decir “no puedo”, porque “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

 

Necesitamos recibir esta plenitud de Dios que Él pone delante de nosotros, la maravillosa provisión. Cada detalle ha sido preparado, ha sido pensado, ha sido ejecutado, cada don ha sido dado, cada fuerza ha sido concedida, cada auxilio ha sido preparado por nuestro Padre, para que podamos decir como declaración universal sobre nuestra vida: “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí”.

 

El divino plan ha sido preparado por nuestro Padre. Todos los recursos, dones y gracia nos han sido dados, nos han sido entregados, están a nuestra disposición para cumplir con el más pequeño detalle. Él ha hecho provisión para cada debilidad cuando tu corazón y el mío son rectos delante de Él. Un corazón recto es uno que resiste a la tentación, no se entrega a ella, no sigue escuchando la voz del maligno, no sigue agregando pensamientos negativos y carnales a las tentaciones que suben a su corazón.

 

De tal manera que cada cosa que hacemos, sea pequeña o sea grande, la hacemos en el nombre de Nuestro Señor. Él es nuestra potencia, Él es nuestra sabiduría, Él es nuestro recurso en todo tiempo, es nuestro gran auxiliador en tiempos de tentación. Él nos cubre como la gallina cubre a los pollitos, los pone debajo de sus alas. Él nos consuela, Él nos santifica, Él nos fortalece, Él es nuestro todo y en todos. Él nos dio los recursos para nuestra batalla humana, mientras nos movemos entre los hombres: el mundo nos grita, los hombres nos incitan, las tentaciones pululan a derecha e izquierda. Pero también, cuando nuestro interior y mente pecaminosos comienzan a andar por avenidas de pensamientos impuros, y el adversario sabe con qué tentarnos porque nos conoce. Pero Dios ha hecho provisión para esas tentaciones, para que seamos en ellas más que vencedores.

 

Es muy importante mencionar el hecho de que debemos estar debidamente relacionados. Porque si nos ayudamos unos a otros en esta carrera de santidad en la que estamos comprometidos por el Espíritu Santo, por Dios, y tenemos los compañeros que nos ayudan a ser santos, tenemos la ayuda necesaria. Por lo tanto, es muy importante acompañarnos, consolarnos y también aconsejarnos en el camino. Así que este tema es muy importante: ¿quiénes son tus amigos?, ¿con quiénes avanzas en la obra del Señor? ¿Qué clase de hombres son, qué clase de familias, qué clase de matrimonios tienen? ¿Han dejado el mundo? ¿Han dado sus espaldas a toda pecaminosidad? ¿Los medios del mundo están plantados en su casa, o están sus casas santificadas por la sola presencia del Señor? ¿Qué se canta en la casa?

 

¿Qué conversaciones tenemos cuando estamos sin presión, cuando estamos libres, cuando surge lo que hay en el corazón? No cuando estamos en la reunión, cuando nos invitan a orar o cuando estamos hablando del Señor o de la obra, sino cuando estamos sin presión, cuando hablamos de lo íntimo nuestro, cuando el tema es el más querido, el favorito. ¿Cómo son nuestras casas? En los dormitorios de nuestros hijos, ¿están los inmundos testimonios de los héroes de la Tierra, el último rockero, el cantante famoso, la diva, el dios, la diosa?

 

Walt Disney es admirado por todos. Sus impresiones con dibujos andan por todas partes. En sus películas siempre representa a alguna bruja, algún fantasma. Nunca Walt Disney contribuyó un ápice a la bendición de la familia o del matrimonio, porque el matrimonio estaba barrido de su mente, de su técnica, de su programa. Sus personajes son “el tío”, “la tía”, “el sobrino”, “la sobrina”, “la abuela”, pero no habla de “papá y mamá”. Es notable. Muy rara vez hay una mención del padre y de la madre, y cuando la hay es porque existe alguna razón obligada.  Él huye de hablar de lo natural, de lo divino, de lo santo. Tiene la brujería- y yo diría también la homosexualidad- metidos dentro de su corazón.  Pero los dibujitos, la princesita, el castillito… en el fondo no enseñan nada. Entretienen, pero no enseñan. Están hechos para pasar el tiempo sin enseñanza a diferencia de aquellas cosas nobles que enseñan buena moral, el camino de Dios, o cómo agradar al Señor.

El apóstol Pablo dice: “y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo en el Nombre del Señor”.  Pero vamos al cuarto de nuestro hijo y ahí están los últimos rockeros; vamos al dormitorio de nuestra hija y está llena de Walt Disney por todos lados, y posiblemente algunas otras figuras del cine. Los ídolos de nuestros hijos nos denuncian como malos edificadores de la familia, declaran que la mayor parte del tiempo lo pasamos oyendo al mundo, mirando al mundo, bebiendo del mundo.

 

¡Para qué sirve la provisión de Dios si nosotros no queremos realmente ser santos, si no nos proponemos la meta deliberada e intensa de un compromiso con Dios, de agradar al Señor en todas las cosas! Si no hacemos esto, ¿de qué vale nuestra vida espiritual, si no está Dios dominando nuestros pensamientos, nuestra música, nuestro deleite, los tiempos de placer? ¿A quién le dedicamos nuestro tiempo libre? ¿A quién le dedicamos las ocasiones cuando estamos en libertad en familia?  Nosotros somos en gran medida lo que decimos y hacemos cuando no tenemos nada que decir, cuando ningún plan nos obliga, cuando ninguna corriente lateral nos conduce, cuando podemos hablar de nuestra propia fuente; cuando estamos a nuestras anchas, cuando no hay reunión, no están los hermanos, no está el canto.

 

Ese hombre que descubrimos es el verdadero hombre que somos. Cuando triunfamos en Cristo, ocurre lo natural, lo planeado, porque Él nos hizo para eso.  Y cuando no triunfamos en Cristo, tenemos un sentido de tristeza, de amargura, que es permanente en los que, siendo del Señor, no le obedecen plenamente en sus vidas.

 

El hombre vive de sus pensamientos, y va encaminando su vida conforme a sus decisiones, a la voluntad de su corazón, a sus deseos y pasiones. Nuestra vida tiene por fundamento estas actitudes, y nuestro fruto proviene de tales decisiones, deseos y pasiones. Los perdidos son guiados por sus propias voluntades, y son,  sin darse cuenta, empujados y energizados por el poder del diablo. El fruto de la vida de ellos está descripto en Gálatas 5: 19 -21. Esta es la lista de los pecados de los que viven sin Dios. En cambio los salvos, están revestidos de Cristo e impregnados de su amor por Él. El que piensa en ellos, el que decide en ellos, el que hace la obra en ellos, es Cristo mismo, a través de la supereminente potencia del Espíritu Santo que actúa en sus vidas.

 

El fruto de sus vidas está descripto en Gálatas 5:22-25. Cristo no es para ellos un elemento adicional, sino la mismísima vida. Tal como Él dijo: “Nada hago por mí mismo; lo que veo al Padre hacer, eso hago”. Cristoen mí es el bendito secreto de la fuerza que hace posible que lleve su yugo, que tenga comunión con Él, que fructifique, que sea santo y feliz. ¡El gozo del Señor es nuestra fortaleza!

 

Todo lo que hacemos, sea grande o pequeño hagámoslo todo en el Nombre del Señor; esto es, en su poder, en su capacidad, con el fin de llegar a cumplir su propósito. La mayor parte de la Cristiandad atraviesa sus vidas sin haber aprendido esta gran e importante lección, porque no ha descubierto el secreto. Cuando tratamos esta cuestión de la relación íntima con Cristo, este divino proyecto de amor, de poder, de relación con Dios mismo, hallamos el elemento más bloqueado, más oscurecido, más escondido por las fuerzas de las tinieblas. Y el fruto en la Iglesia alcanzado así, no podrá ser calificado. Si no nos ponemos diligentemente a descubrir la gloria de la supereminente grandeza de su poder para con nosotros, así también será con nuestro fruto. Y no tendremos excusas Porque Dios ha preparado todas las cosas para que seamos fieles a Él, y podamos obedecerle y servirle en todo, agradándole.

 

En el  Evangelio de Mateo cap.11:26-28, Jesucristo nos propone el camino fácil. El camino fácil es el camino bendito, el camino fácil es el camino de Dios, el obedecer al Señor es la clave de todas las bendiciones de nuestra vida. La única puerta para alcanzar esta bendición en forma efectiva y constante es orar sin cesar. Allí es donde la vida se abre delante de ti: mientras tú caminas, Dios te enseña sus grandezas, su gloria, su potencia para guiarte en todo, para presentarte delante de Él sin mancha ni arruga. ¡Poderoso es Dios!  Debemos tomar cada paso en Dios, y asirnos de aquello por lo cual fuimos asidos por Cristo Jesús. Esto es sabio, glorioso, celestial, divino.

 

Debemos también tener en nuestros labios constante alabanza (Salmo 115:5). Dios nos ha equipado primorosamente para vivir de esa manera. Él ha tomado cuidado en cada detalle, ha hecho que esta vida sea adecuada a nuestra necesidad, que fortalezca nuestra debilidad, y sea suficiente su fuerza divina para vencer a todo adversario y al hombre carnal que tenemos en nosotros.

 

Decimos de nuevo el texto con el que empezamos: “Orad sin cesar”. “Ora por tus decisiones, ora por tus pensamientos, ora por cada paso que das en el camino. Ora por tus meditaciones, ora por cada palabra que dices, ora cuando te sientes vacío.  Ora cuando te sientes lleno y ora cuando te sientes triste”. Deja que tus pensamientos, tus intenciones, tu ser interior, sea saturado del Espíritu de Dios. Para eso nos dio en abundancia su Espíritu; no en escasez, para que podamos caminar en el camino que Él nos ha proyectado.

 

Él ha provisto todo, hasta el último detalle de acuerdo a nuestra necesidad, para suplir lo que necesitamos minuciosamente, para plantar esta vida en nosotros. Cuando somos negligentes y no recibimos esta bendición de Dios, perdemos muchísimo de lo que Dios quiere hacer en nosotros. Perdemos y fracasamos. Pero si oramos sin cesar, constantemente, Él hace perfecta nuestra ignorancia y nuestros descuidos son auxiliados por su potencia y sabiduría, y nuestras terribles limitaciones y debilidad son absorbidas por su potencia. Él vive en nosotros, vive a través de nosotros por el Espíritu Santo y Él da respuesta a toda pregunta. Toda necesidad de nuestra vida está absorbida por su presencia y su divino poder.

 

Él no toma mi oración como yo la doy, como la hago, porque  “qué vamos a pedir como conviene, no lo sabemos, mas el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles”. Y conforme a la voluntad de Dios demanda por los santos. Tenemos la intercesión del Espíritu, tenemos los gemidos del Espíritu, tenemos el Abogado a la diestra de Dios que intercede por nosotros constantemente.

 

Si tú posees este lugar en Dios, tú perteneces al más alto, elevado y rico negocio. Tú eres miembro del concilio más sabio. Tú estás contenido en el llamado más sublime y más alto. Tu llamado es divino, es eterno, desciende del trono mismo de Dios. Es de Él que tú recibes tu poder, tu sabiduría, el propósito para encaminar tu vida. El Señor de los Señores, el Rey de Reyes, aquel que está sobre toda autoridad, sobre todo poder, en el cielo y en la tierra. Él está en ti, contigo y para ti. Él es la voluntad que energiza toda tu inteligencia, tu voluntad, y te da el poder para cumplir todo lo que Él te ha mandado hacer. Tú eres más que victorioso en Aquél que te amó, y que proveyó todo para que vivas una vida de acuerdo a su voluntad.

 

 


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