13 de Marzo de 1999. Iván se levanta de mañana impulsado por el Espíritu Santo a grabar esta meditación en la soledad de su oficina. Si bien el audio es de poca calidad, queremos compartirlo por la importancia y la vigencia de las palabras que contiene. En ella somos desafiados a mirar nuestros corazones, nuestras intenciones; a examinarnos a nosotros mismos, nuestra obra, nuestra mentalidad, para cuidarnos de no haber aceptado estándares que Cristo no acepta. Iván describe cómo es un corazón que rechaza el pecado, y hace un llamado a cada uno y a la Iglesia a la pureza. En este cotexto toca el tema de la unidad con las Iglesias, advirtiendo acerca de la gran confusión reinante y la imposibilidad de mezclar Evangelios, doctrinas y prácticas que claramente se oponen a la verdad de las Escrituras. Imperdible.
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