Hay dos mandamientos que resumen toda la ley de Dios, y su cumplimiento es la mejor y más contundente prueba de que somos hijos de Dios. Rara vez esto es percibido por los líderes cristianos y la iglesia en general. El amor a Cristo solo será real si es manifestado de manera visible hacia quienes están más cerca nuestro, especialmente nuestro hogar.
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