Cristo nos llama a vivir una vida de santidad. El propio llamado del discipulado implica una entrega absoluta a la voluntad de Dios. Muchos fracasan en el intento, porque se han enfocado en las exigencias dejando a Cristo de lado. Iván nos lleva a meditar en esta línea: los mandamientos de Cristo son solo posibles con Él. 12/1996.
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